viernes, 2 de enero de 2009

Del pueblo para Ortega: la canillera.

Mi último post fue hace ya largo rato, sin embargo, aquí seguimos, en lo mismo, pero peor. Cada día el mamarracho depravado que pretende asirse al poder a través de morteros, odio, miedo, represión y estupidez, nos regala razones de sobra para que lo bajemos de la silla que Alemán le entregó mansamente.

Podría pasar horas y horas, escribir post tras post sobre las tropelías y disparates del Presidente Ortega (suena demasiado altivo para semejante imbécil ignorante) hasta que Jesucristo volviera a nacer en su cunita de cerámica llena de luces y adornos, y aún así tendría material para seguir escribiendo hasta la venida del Niño Dios en el 2010, así que eso no es lo que pretendo, principalmente por dos razones: uno, semejante idiota no vale ni siquiera el insulto; dos, muchos han puesto ya en evidencia lo desequilibrado y perturbado de su personalidad, añadiéndole a esto su falta de capacidad para realizar cualquier tarea que incluya el uso de las facultades relacionadas a las tareas racionales más fundamentales, en otras palabras, el personaje que nos manda ni siquiera puede hacer una suma de cuatro dígitos en los cuales los últimos dos son ceros, es decir, mi vecinito de 11 años usa mejor su cerebro que nuestro presidente. Bueno, la verdad es que eso es bastante evidente, y por eso es que no pretendo redundar en ello.

Hoy escribo con la esperanza de que mucha gente me lea, mi sitemeter me dice que si ha venido gente a leerme, pero la verdad es que si pretendo lograr un cambio no tengo que perder la esperanza de que más y más personas se me unan, y no sólo como lectores, sino como participantes de un grupo de gente que busque como heredar a sus hijos un país donde haya esperanzas de salir adelante, donde las leyes no se hagan en beneficio de algunos o que la justicia no sea como nuestra primera dama, que no sea una puta.


Esta foto es del 5 ó 6 de mayo (no recuerdo bien) del 2008. Como bien se aprecia, fuimos decenas de miles de personas los que asistimos a esa marcha, yo sinceramente pensé que era el inicio de algo grande, sin embargo, al igual que los demás movimientos, no pasó de una asoleadita que nos pegamos todos los que fuimos.

Recuerdo que uno de esos días por la mañana, ví el programa -que luego fuera censurado por la represión orteguista- de Jorge Arellano. Ese día tenían como invitado a un personaje cuyas cualidades tanto intelectuales como morales lo hacen casi único dentro de un país con una cultura que nos enseña que la ética, la valentía y la verdad no valen nada. En fin, este personaje se llama Moisés Hassan.

Dentro de las muchas cosas que dijo, una viene al caso. Recuerdo que hablaban de la marcha que estaba programada o para ese día o para el siguiente, y que dijo algo como “me gustaría ver como le tiemblan las canillas a Daniel si llegaran 50 mil personas frente a su casa”. Lo gracioso es que casi se le cumple. Hubo gente en la marcha gritando que fuéramos donde Daniel, hubo gente que quería ir, pero la ruta estaba trazada. ¿Se imaginan toda esa gente en las fotos frente al Carmen? ¿Se imaginan las “canillas” de ese miserable intento de persona temblando frente al pueblo, frente al verdadero pueblo trabajador que mantiene nuestro país y no a los vándalos inútiles que sólo provocan daños y pérdidas?


Regalémosle esa canillera al degenerado ese. Caminemos pacíficamente hasta la puerta de la casa que se robó, para exigirle la renuncia antes de que destruya nuestro país. Unámonos esas mismas 10 mil o 20 mil personas que posaron en estas fotos y demostrémosle que el pueblo no lo quiere, que sus morteros y palos no pueden contra la voluntad, la valentía, la justicia y el amor a la patria. 

Y cuando el estruendo de los morteros anuncie la lluvia de piedras y fuego que caerá sobre nosotros, pues corremos, no por miedo, no porque no podamos “reventar” a unos pobres malcomidos pandilleritos CPC, no por eso, sino para seguir en la lucha pacífica, para regresar a otra marcha, para pelear otro día, para distribuir material subversivo, para crear nuevas ideas y estrategias que nos permitan seguir minando poco a poco los débiles pilares sobre los que pretende Ortega cimentar su dictadura, para demostrar tanto dentro como fuera del país la clase de delincuentes, asesinos, violadores, locos y degenerados son los que hoy nos mandan, pero, sobre todo, para mantener viva la llama de la cual nuestro país depende.  

Quisiera estar al frente, quisiera cumplirle el deseo a don Moisés, lo invitaría a estar a mi lado frente a la casa de ese puerco y les aseguro que él -a sus 66 años- estaría allí. Y usted, sabiendo que podría recibir pedradas y garrotazos, que lo van a tratar de asustar con morteros, que van a impresionar con miles de trabajadores de las instituciones públicas que ni siquiera quieren estar allí, ¿me acompañaría? ¿O sería tan grande su miedo que preferiría obligar a su hijo a morir de hambre en su país, o morir en el intento de largarse de él? ¿Sería tanto su terror que escogería condenar a sus hijos a vidas miserables donde no existe la superación personal, donde no existen metas ni sueños, donde la única esperanza con la que se levante por la mañana sea la de llegar temprano a la fila del arroz? ¿Sería tanto el pavor de caminar por las calles de su país a mi lado que preferiría ver a su descendencia frustrada entre represiones, retórica que no le llena el estómago y la ilusión de escaparse de su país… aunque sea en balsa?

Yo, sinceramente, no pretendo sentarme cómodamente mientras mi país se cae a pedazos bajo el influjo de un cerdo, ignorante, bruto y degenerado. No, yo no, si usted piensa como yo, siente la rabia que yo siento, busca la libertad que yo busco, avíseme, y seremos dos los que vamos a caminar sin miedo con una banderita en la mano, una banderita que más que representar la patria en que vivimos, en ese momento va a representar la esperanza de tener una.