jueves, 4 de diciembre de 2008

De protestas, fallos y olvidos.

Voy a seguir tratando de componer mi país desde el teclado. Espero sinceramente que los pocos –o muy pocos, para ser realista- que leen este blog, encuentren algo de inspiración para levantarse en ayuda de este país, este pobre paisito que se tambalea como un acróbata inexperto sobre la cuerda floja de la libertad, de la justicia y la moral, una soga que el gordo asqueroso desde allá por El Crucero y el pervertido desde El Carmen, pretenden cortar. Espero que usted, ustedes, nosotros, Nicaragua entera –o al menos esas 2,975,154 personas que no quieren que los mande una pareja de depravados-, seamos quienes sostengan esa cuerda para que nuestro abusado terruño no se caiga en el abismo de una dictadura familiar. 

Y aunque se nos desgarren las manos para sostener esa cuerda, espero que usted esté allí. Espero que no se me raje y esté allí. Aunque seamos sólo los dos, pero allí vamos a estar. Sin embargo, la idea no es que estemos sólo los dos. Necesitamos a esas 2,975,154 personas para que mantener la cuerda agarrada sea más fácil.

Ahora bien, mi propuesta. Aunque mencioné que no soy un pacifista ni mucho menos, la verdad es una: Lo que se obtiene con violencia, solamente se puede mantener con violencia (Mahatma Gandhi). Hay cientos de ejemplos de ello. Aquí mismo, en nuestro país, todas las dictaduras han tenido que mantenerse apoyándose en su brazo armado, ya fuera este La Guardia Nacional o el Ejército Popular Sandinista, lo cierto es que cuando el poder se obtiene por la fuerza, sólo se puede mantener flotando sobre la sangre de su pueblo.

En nuestro país ha habido una serie de protestas que se podría calificar de “Resistencia Pacífica” o “No Violencia Activa”, como le quieren llamar esos que a todo pretenden cambiarle el nombre a todo a su antojo. 

Unos se amarraron a un rótulo. Otros cantaron a la luz de las velas. Otros marcharon al Canal 4. Otros fueron al Princess (frente a ese hotel, más bien). Estos son algunos ejemplos de Resistencia Pacífica. Estas son acciones directas de la Resistencia Pacífica. Sin embargo, el proceso organizativo y la perspectiva de estas medidas son las que han fallado.

Me voy a referir al proceso organizativo, para lo cual vamos a tomar un par de ejemplos: Grupo No y Movimiento Puente (no sé si son Grupos o Movimientos, mis disculpas si me equivoco). Antes de realizar una acción existen ciertas cosas que deben hacerse, por ejemplo, el análisis de la situación existente, es decir, deben estar claros del problema y ubicarlo en el contexto. Como yo no pertenezco a ninguno de los movimientos no sé si realmente lo hicieron, si así fue, pues bien por ellos. 

Luego habría que definir un objetivo, definir qué se pretender lograr. En los casos que menciono, la verdad es que yo no estoy muy claro que se trataba de lograr, el mensaje debe ser más claro que una camiseta diciendo como queremos nuestro país, además, una sola acción nunca va a cambiar nada. Haga click aquí para descargar un escrito donde se reseñan de forma más clara todos los procesos organizativos de este tipo de acciones.

Si bien existen otros fallos en cuanto a la organización, este sería el principal puesto que lograron transmitir un mensaje concreto a la gente que los observó, y por lo tanto, aunque fue un muy buen intento, terminaron fallando (a menos que pretendieran ser golpeados por CPCs para dejar claro lo salvajes que son, en ese caso si lograron hacer llegar el mensaje). Cuando me refiero a la perspectiva de estas medidas adoptadas me refiero fundamentalmente a dos cosas: primero, tal como mencioné antes, una medida debe ir enfocada a un objetivo, debe ser representativa. En ese sentido el Movimiento Puente al encadenarse a un rótulo de Daniel pagado con el sudor del pueblo, si cumplió con su cometido, si bien pudo ser más explícito o intentar tocar más la sensibilidad del pueblo tomando otras medidas, como pintar de rojo las columnas que mantienen erguidos a los rótulos, o pintarse ellos mismos de rojo para demostrar que esa publicidad se monta sobre la sangre de Nicaragua (yo no tengo demasiada imaginación, pero si todos nos uniéramos seguro hallaríamos formas más creativas y emotivas para manifestar nuestra indignación).

En segundo lugar está la definición de las medidas que se tomarán ante la situación que resulte de la acción no violenta. En este punto radica todo el asunto. A los miembros de los movimientos que mencioné los golpearon, a las marchas las apedrearon, morterearon. Al plantón frente al Princess lo sitiaron. ¿Qué pasó después? Todos se fueron, todos nos fuimos, todo se olvidó dos días después de que los medios lo publicaran. 

No podemos dejar que estas acciones de algunos grupos pasen desapercibidas. Todas las personas que participaron en estas acciones son héroes, los del Grupo No son Héroes: los malmataron y no respondieron haciendo gala de gran civismo, igual el Movimiento Puente, igual todos aquellos que arriesgaron su vida (y no es exageración, basta ver las fotos de los animales del FSLN armados de machetes, cuchillos, piedras y morteros) para llegar al Princess. No podemos dejar que esto se olvide.

Se pueden tomar acciones. Se puede elaborar un reporte y distribuirlo en los semáforos, los supermercados, las pulperías, los centros comerciales, en fin, donde haya gente. Reportes donde se planteen nuevas acciones, donde se planteen acciones constantes para liberar a nuestro país,  donde no dejemos apagar la llamita para que el pueblo de Nicaragua trabaje de forma activa pero pacífica para descarrilar el tren de odio, mentira, opresión y corrupción en el que Daniel montó a Nicaragua. Como les digo, necesitamos unirnos todos, buscar formas creativas para combatir esta dictadura, formas donde no se tenga que derramar sangre.

[El objetivo de este post es el de demostrar en que se falló durante las protestas, para que no se desestime el poder de la resistencia pacífica, pues ella ha liberado ya a muchos sectores e incluso naciones, sólo hay que aplicarla de la forma correcta, y para eso necesito tu ayuda, necesitamos la ayuda de toda la Nicaragua que ama la libertad, la justicia y la moral, y que sobre todo ama la libertad de los justos, no la de los sumisos, la de los que bajan la cabeza por miedo]


martes, 2 de diciembre de 2008

Somos más, aprovechémoslo.

Creo que hoy amanecí más suave. Con la llamita casi extinta. Pero vamos a hacerle ¨güevo¨, como decimos en este nuestro paisito, tal vez estas palabras que se van escribiendo más por ganas de existir que por tener algo que decir, hagan las veces de un chorro de gasolina sobre una fogata casi muerta.

En fin, mi desilusión, desencanto, decepción o como jodidos decida llamarlo, es simple. Llevo días recogiendo información de aquí y de allá, hablando con personas de distintos niveles sociales, yendo a la marcha-plantón, leyendo –incluso- los periódicos oficiales del gobierno, dialogando con gente danielista a muerte, todo en un intento inútil de buscar algo con lo cual pudiera soplar el carbón por tercera vez, pero, ¿saben qué? Todo ha sido inútil. La verdad es que la mayoría –la inmensa mayoría, me atrevería a decir- están claros que hubo un fraude colosal, y no hablo solamente de la gente que no votó en la 2, hablo de todos, hablo de danielistas extremos que me dijeron que “si hombre, hubo fraude, pero está bueno, así tenía que ser”, de otros enfermos orteguistas que dicen que “no hubo fraude, esos no fueron los resultados pero lo que hubo fue un arreglo” 

Todos ellos están claros que eso no es lo que el pueblo decidió, eso no es lo que el pueblo decidió, eso no es lo que el pueblo quiere, y el pueblo debería ser el que manda, no un gordo pendejo que vive de mi trabajo, se bebe el güaro que yo le compro, se atraganta con la comida que yo le proveo, se revuelca con las mujeres que yo le pago (porque no creo que ninguna mujer se atrevería a tocarlo ni con el palo de una escoba si no es por dinero). Si, yo le doy todo eso y más, yo, el pueblo, vos, el pueblo, nosotros, el pueblo, los que somos más.

Parece que se está empezando a derramar la gasolina. Si se fijan bien en el párrafo anterior escribí “pueblo” como mil veces, y no es porque disfrute de los efectos cacofónicos de repetir esa palabra tantas veces. Es para convencerlos que el pueblo somos todos, que el pueblo de Nicaragua no quiere a Ortega. 

Según en Consejo Supremo Electoral existen 3,863,837 personas mayores de 16 años en Nicaragua (estas cifras por supuesto que están infladas con todos los muertos, niños menores de 16 años, extranjeros y personas inexistentes que votaron el FSLN). Según una encuesta de M y R (la misma que pronosticó que Ortega ganaría en el 2006 con 35 % ± el error de la encuesta) que se llevó a cabo entre el 3 y 9 de mayo de este año indicaba que solamente el 23 % de la población mayor de 16 años apoya la gestión de este enaltecido ignorante. Según una encuesta de CID GALLUP Latinoamérica (quien también pronosticó el triunfo de este parásito -que tenemos pegados todos nosotros- con cerca del 35 % ± el error) realizada en julio del 2008, el porcentaje de apoyo al gobierno es del 18%. Según la empresa mexicana Consulta Mitofsky, que realizó un estudio internacional para medir la popularidad de todos los presidentes a nivel latinoamericano, el apoyo de la gestión a Ortega es del 21%.

¿Qué significan todas estas estadísticas? Que tomando en cuenta los números del Padrón Electoral burdamente inflados como la barriga de Roberto Rivas, y la popularidad más elevada de las tres encuestas presentadas anteriormente tendríamos que el FSLN cuenta, en todo el país, con 888,683 personas, por lo tanto, en la acera de los pensantes estamos 2,975,154 personas.

Y entonces, ¿qué significan todas estas estadísticas? Que somos más, que somos mejores y que podemos cambiar el rumbo funesto de este país. 

Hace poco cuando estaba en la marcha-plantón frente al Hotel Princess donde fuimos asediados por las turbas asesinas -propias del asesino y torturador Lenín Cerna- armadas de machetes, cuchillos, morteros, piedras y garrotes y todos ellos vestidos con camisetas que evocaban el amor, la unidad y la reconciliación (seguramente venían a saludarlos y abrazarnos, a darnos la paz, como se diría en la iglesia), pensé: “su madre, que se venga estos hijueputas, por lo menos me hecho al pico un par de CPCs”. Si podemos “echarnos al pico” un par de CPCs, ni siquiera sería tan difícil, no crean que porque andan con machetes cuchillos significa que siquiera saben usarlos, para muestra tenemos el caso del periodista al cual cobardemente atacaron con cuchillos y machetes estos elementos de reconciliación y no resultó con más que una pequeña herida en el abdomen. Pero ese no es el punto, nadie quiere que lo hieran. Entonces, ¿qué hacemos?

Como les seguía diciendo, yo estaba en esa marcha, con la sangre hirviendo, queriendo llenarme de la sangre de al menos un CPC aunque costara la mía, pero gracias mi hermana (que en realidad yo no quería que fuera) que me dijo que si me quedaba ella también se quedaría, me vi obligado a irme, me fui renegando de la cobardía de nuestro pueblo, de cómo no había sido capaz de llegar más gente, de porque no nos atrevíamos a agarrar nosotros mismos garrotes, palos, morteros o pistolas y sacar a todos esos que pretenden adueñarse de nuestro país. Pensé todo eso y mucho más, mientras caminaba alejándome de todo el relajo que armaban los asesinos sedientos de sangre de Lenín, iba casi llorando de rabia por no contar con esas 2,975,154 personas que queremos que se vaya el ignorante que ha secuestrado al país. 

Luego me di cuenta de la realidad. La sangre de un CPC no vale la mía, no vale la suya, no vale nada. Aunque suene un poco rudo o grosero, es la verdad. ¿Vale acaso la sangre de un hombre inteligente, útil para el país, la sangre de un parásito vividor que espera únicamente que el Gobierno le de sus 200 pesos al días sin trabajar? ¿Vale acaso la sangre de una ama de casa que se esfuerza para mantener su hogar, su familia, la sangre de estos inútiles que no hacen más que agitar una bandera y estirar la mano? Yo digo NO. No valen nada. Y valen mucho menos si con eso contribuyen a regalarle el país a una pareja que va a dejar a toda Nicaragua con hambre, a sus propios hijos sin comida.

Entonces, ¿qué hacemos? Esa es la pregunta. Eso es lo que he pensado. Ya no creo que la violencia sea la mejor opción, quiero ver crecer a mi hijo, y si bien estoy dispuesto a derramar mi sangre para que dentro de 20, 30 o 40 años no tenga que derramarla él, pues la verdad es que lo quiero ver crecer, quiero que él me veo crecer a medida que se hace viejo. Es verdad, somos más de 3 a 1, y si todo el pueblo se levantara, ellos no podrían hacer mucho, eso es verdad, sin embargo siempre habrían muertos, heridos y gente que terminaría sufriendo por sus padres, sus hijos, su tíos, sus abuelos…qué sé yo. No queremos ni necesitamos eso.

Entonces, ¿qué hacemos? Sencillo pero complicado. Existe una forma de lucha utilizada a partir de 1918 por un gran hombre: Mahatma Gandhi. Yo no soy pacifista, no me creo un neo-hippie que piensa que todos somos iguales y que a partir de eso se debería derivar la paz y el amor en el mundo. Creo que la violencia es el lenguaje del ignorante, y, por ser su lenguaje, solo eso entienden y por ello hay que hablarles así. Creo que, en el caso de estos estúpidos que están en el Gobierno y los imbéciles que los siguen, si te pegan con un garrote no tenés que poner la otra mejilla, tenés que buscarte un garrote más grande para darles.

Pero la verdad es que en este caso ya no queremos eso, y, como somos más, resulta más fácil llevar a cabo una resistencia pacífica como Gandhi planteaba. Para ello todo el pueblo debe estar activo, debemos levantarnos ya del letargo, sacudirnos el aturdimiento de la rutina y buscar un país mejor. En mi próximo post (que voy a tratar de que sea mañana o pasado) voy a tratar de explicar las opciones de la resistencia pacífica, para mientras solo necesitamos convencernos que ya es hora que componer este país, el momento es hoy, no mañana, hoy, hoy que es más fácil, hoy que somos más.


lunes, 17 de noviembre de 2008

Soplando el carbón 2

Antes de empezar a leer este post por favor lean nuevamente los últimos párrafos del anterior. Los entre-comillados. Léanlos despacio, suave y lentamente, como queriendo hacerle el amor a cada palabra para que les descubra lo que quiere decir. Y es que yo pretendo que ustedes –los pocos que lean estas palabras- despierten del criminal letargo que ha permitido que pase lo que está pasando.

Claro, todos disfrutamos de la seguridad de la rutina, de la tranquilidad de saber que mientras no salgamos del camino que nos han trazado los asquerosos gobernantes que nos hemos impuesto por comodidad –en especial esta pareja de puercos degenerados que ostentan como trofeo el poder-, nada nos va a pasar. Hoy pretendo decirles que están equivocados. Si seguimos sentados cómodamente en nuestros sofás, obviando los noticieros, o viéndolos, enojándonos y olvidando luego lo que pasó, o discutiendo lo mal que está el país en una mesa de tragos para dejar, luego, las palabras escondidas tras una goma de garabato que los paraliza. Si, pues les cuento que si seguimos así pronto vamos a tener gente tomándose nuestras calles -alegando que ellos son el pueblo y las calles son del pueblo, de ellos pues-, viviendo de nuestro salario y nuestro sudor, de nuestra sangre y nuestra mansedumbre.

Pronto vamos a tener venganzas contra aquellos que se atrevan a hablar, venganzas materializadas por las instituciones estatales, las encargadas de repartir la justicia imparcial, la justicia ciega. Vamos a tener un sistema viciado, un grupo de 92 inútiles que se aprovecharán de nosotros, un árbitro electoral que dará más asco que la arrojada de un bolo (y seguramente así de hediondo), una justicia en venta, una simple puta de Daniel que hasta lo exculpará de sus aberraciones, de la violaciones que sólo un enfermo mental podría concebir, y un presidente… que decir del presidente que tendríamos, de ese intento de dictador cuya retórica se venció hace ya más de 20 años, que seguirá promulgando el odio entre clases, el odio entre compatriotas, un pobre idiota que piensa que podrá mantener su feudo con petróleo prestado(que pagamos todos nosotros), un inútil, un degenerado, un ignorante, un violador. Ah! ¿Y de nuestra primera dama? Pues nos terminaría gobernando una primera dama cuyos propios disparates sexuales y ninfomanía le permitirían ser testigo de la violación de su hija.
¿Es ese el panorama que quiere para nuestro país? ¿Le suena bonito tener a un perro asesino como Lenín Cerna detrás del poder? ¿Vamos a aceptar que 4 gatos escudados con camisetas de amor, reconciliación y consejos ciudadanos nos repartan odio, garrote y autoritarismo?

Lo siento pero todo esto ya nos lo montaron… ahora toca bajárselo.

Entonces les digo, es necesario abandonar nuestra silla, el sofá o el colchón, es hora de levantarnos todos, recuerden que “somos más y jalamos más parejo” (ahí me disculpan esto de citar a la “cultura light” pero en definitiva pese a ser light viene muy bien al caso.

Hay quienes no quieren que hablemos, pero, ¿vamos a dejar que logren callarnos? Nosotros, los que tenemos la razón de nuestro lado, ¿vamos a dejar que pisoteen nuestros derechos, nuestra libertad, nuestra dignidad? Sabemos que hay algo terriblemente malo en este país, sabemos que la receta diaria es autoritarismo, intolerancia, injusticia y un poquito mas de autoritarismo. La pregunta es, ¿hasta cuando? ¿Hasta cuando vamos a permitir que esto siga pasando?

Cuando termine de leer esto camine hacia el espejo (aunque le parezca paja, hágalo, sólo va a perder unos 30 segundos). Véase a los ojos y acepte que usted es el culpable de todo lo que está pasando ahorita, usted, no sé si por miedo, apatía o pereza, ha permitido que esto pase. Mírese a los ojos y convénzase que ya está cansado de ver lo mal que se maneja este país a través del odio, la ignorancia, la estupidez y el miedo. Por que hay que estar claro que la herramienta principal que este inservible gobierno pretende usar es el miedo, sino -póngase a pensar un segundo-, ¿por qué cree usted que en estas elecciones municipales los grupos de represión de la chayo salieron a celebrar antes incluso que se cerraran las urnas (al menos en teoría, si bien sabemos que en la práctica sabemos que se cerraron al botar el último CPC)? Sencillo, para llenar los corazones de los amantes de la libertad y la justicia (y de algunos otros que no lo son tanto pero que estaban en contra de Daniel y su monito cocainómano) de aprensión y miedo, para asustar a la facción del pueblo que conoce que aquel que vive por El Carmen no es más que un sucio, casi analfabeta, neófito tirano que acepta la voluntad de la bruja de su esposa para que le consienta sus pedófilas tropelías, y que nunca va a aceptar que su gordo barbudo, hediondo y asqueroso nos diga que un pinche drogadicto activo es el alcalde de Managua, o que algún otro inútil ocupará el puesto para el cual el pueblo ya escogió.

Y es que el pueblo no debería tenerle miedo a su gobierno, el gobierno debería tenerle miedo a su pueblo. Dígase esto viéndose a los ojos, yo lo voy a hacer, yo también soy culpable… y voy caminando al espejo.

sábado, 15 de noviembre de 2008

Soplando el carbón 1

Mi escrito anterior lo terminé preguntándoles si estaban dispuestos a hacer algo por nuestro paisito, si realmente estaban dispuestos. Espero sinceramente –tal como dije en ese mismo escrito- que la respuesta sea un rotundo si, un franco si, aunque en este momento nos preguntemos que es eso que debemos hacer.

Más adelante voy a hacer un par de ejercicios estadísticos que van a probar la imposibilidad del triunfo del FSLN en estas elecciones municipales y la posibilidad que tendríamos aquellos amantes de la verdad, la libertad y la justicia, de triunfar en cualquier tipo de oposición que estuviéramos dispuestos a hacerle a este aprendiz de dictador que pretende someternos a su torcida voluntad. Eso va a ser más adelante, por ahora quisiera agarrar un fósforo y tratar de encender esa llama interna que todos los nicas llevamos dentro, esa que nos impulsa a buscar la libertad a pesar de todo, esa que todos sabemos que está allí, pero que al fin de cuentas nos cuenta prender, o, lo que es peor, que se enciende fácil, arde más que el infierno –una expresión algo exagerada pero no supe como más decirlo-, y se apaga rápido, rápido y sin dejar huellas, una tormenta de arena, una llamarada de tuza, como decimos aquí.

A todos aquellos que viven apáticos a lo acontece en el país, a los que se arrechan por minutos y, cuando el polvo se asienta, terminan resignándose y aceptando que decidan por ellos, les recomiendo una película: “V for Vendetta”, o “V de Venganza”, o “V de Vendetta”. No importa como la llamen, es la misma película, es lo mismo lo que vale la pena retomar de ella. A ver, hay dos momentos (o talvez más pero esos son los que recuerdo ahorita) en los cuales el personaje principal de la película –llamado simplemente V- hace comentarios tan acertados y tan válidos para nuestra realidad que se me ponen los pelos de punta.

“Buenas noches, Londres. Déjenme primero pedirles disculpas. Yo también, como muchos de ustedes, disfruto del la comodidad del la rutina diaria, la seguridad de lo conocido, la tranquilidad de la repetición. Los disfruto como cualquiera…

Hay, por supuesto, algunos que no quieren que hablemos. Incluso ahora, órdenes están siendo gritadas por teléfono y hombres con armas pronto estarán en camino. ¿Por qué? Por que mientras el garrote puede ser usado en lugar del diálogo, las palabras siempre retendrán su poder. Las palabras ofrecen un medio para el sentido y, para aquellos que escuchan, la manifestación de la verdad. Y la verdad es que hay algo terriblemente torcido en este país, ¿o no? Crueldad, injusticia, intolerancia y opresión. Y donde una vez hubo libertad para objetar, para pensar, para hablar como se consideraba justo, ahora hay sensores y vigilancia coerciendo su comodidad y pidiendo que se rinda. ¿Como pasó? ¿Quién es el culpable? Ciertamente hay algunos más responsables que otros, y ellos rendirán cuentas. Pero nuevamente, a decir verdad, si busca al culpable sólo necesita ver al espejo. Sé porqué lo hizo. Sé que tenía miedo…

Pero al final, el verdadero genio del plan, era el miedo. El miedo se transformó en el arma suprema de este gobierno... El miedo le ganó… El pueblo no debería tenerle miedo a su gobierno, el gobierno debería tenerle miedo a su pueblo…

Su esperanza era demostrar al mundo que la imparcialidad, la justicia y la libertad son más que palabras. Son perspectivas.”

viernes, 14 de noviembre de 2008

¿Nicaragua en un sombrero?

Como suele sucederme, tengo tantas ideas en mi cabeza sobre como iniciar este blog y explicar que pretendo con él, que no sé por dónde empezar. Creo que debería empezar por el principio. ¿Nicaragua en un sombrero? ¿No tiene mucho sentido, verdad? Pues la verdad es que no tiene demasiado, pero al menos tiene más sentido que lo que está pasando ahorita en mi paisito, pero ese no es el tema, no por ahora.

En el título sintetizo dos de las cosas que han marcado más mi vida, como soy y como pienso: vivir en Nicaragua y leer El Principito. De allí el título. Para los que no han leído este libro -los exhorto a que lo lean lentamente y con la mente abierta-, la historia comienza con un niño que leyó que las boas podían comerse a una fiera entera sin masticarla, entonces imaginó como se miraría una boa que se comía a un elefante, y lo dibujó algo así:



Luego se lo enseñó a algunos adultos y todos pensaron que era un sombrero, nadie pudo ver lo que para el niño era evidente, un elefante dentro de la boa.

Ahora empieza mi blog. Mi Nicaragua lleva ya 74 años (o incluso mucho más) de vivir en dictaduras, a veces descaradas, a veces como un titiritero manejando maquiavélicas marionetas desde la sombra, a veces bajo la bota de un tirano y a veces asediada por una víbora bicéfala. Sea como sea, todos los días alguien trata de hacernos bajar la cabeza como los cerdos que miran al suelo, como los cerdos que nos gobiernan… Y mi Nicaragua sigue en el sombrero, dentro de las tripas inmundas de los dictadorzuelos que nos han tocado.

Alguien en un blog escribió hace poco algo que me hubiera gustado que todos leyeran: “Y Usted, ¿Qué va a hacer?” Una pregunta tan corta, tan sencilla que parece casi fútil, pero con tantas implicancias que vale la pena volvérsela a hacer.

Y Usted, ¿Qué va a hacer?

En mi próximo blog voy a tratar de discutir un poco las escasas opciones que aún nos quedan, sin embargo, no olviden la pregunta que les he repetido ya un par de veces, pero sobre todo pregúntense, ¿Estoy dispuesto a hacerlo? ¿Estoy dispuesto a abandonar la tranquilidad de mi silla y la comodidad de mi rutina para cambiar mi país? Yo sí, y sinceramente espero que usted también, recuerde lo que dijo nuestro General de Hombres Libres: “Si en Nicaragua hubieran cien hombres que la amaran como yo ya sería libre”. Recuerden todo esto, y piensen además si están dispuestos a esperar 45 años para reaccionar y si quieren ver nuestro suelo manchado de sangre por no reaccionar a tiempo.

Buenas tardes.