viernes, 14 de noviembre de 2008

¿Nicaragua en un sombrero?

Como suele sucederme, tengo tantas ideas en mi cabeza sobre como iniciar este blog y explicar que pretendo con él, que no sé por dónde empezar. Creo que debería empezar por el principio. ¿Nicaragua en un sombrero? ¿No tiene mucho sentido, verdad? Pues la verdad es que no tiene demasiado, pero al menos tiene más sentido que lo que está pasando ahorita en mi paisito, pero ese no es el tema, no por ahora.

En el título sintetizo dos de las cosas que han marcado más mi vida, como soy y como pienso: vivir en Nicaragua y leer El Principito. De allí el título. Para los que no han leído este libro -los exhorto a que lo lean lentamente y con la mente abierta-, la historia comienza con un niño que leyó que las boas podían comerse a una fiera entera sin masticarla, entonces imaginó como se miraría una boa que se comía a un elefante, y lo dibujó algo así:



Luego se lo enseñó a algunos adultos y todos pensaron que era un sombrero, nadie pudo ver lo que para el niño era evidente, un elefante dentro de la boa.

Ahora empieza mi blog. Mi Nicaragua lleva ya 74 años (o incluso mucho más) de vivir en dictaduras, a veces descaradas, a veces como un titiritero manejando maquiavélicas marionetas desde la sombra, a veces bajo la bota de un tirano y a veces asediada por una víbora bicéfala. Sea como sea, todos los días alguien trata de hacernos bajar la cabeza como los cerdos que miran al suelo, como los cerdos que nos gobiernan… Y mi Nicaragua sigue en el sombrero, dentro de las tripas inmundas de los dictadorzuelos que nos han tocado.

Alguien en un blog escribió hace poco algo que me hubiera gustado que todos leyeran: “Y Usted, ¿Qué va a hacer?” Una pregunta tan corta, tan sencilla que parece casi fútil, pero con tantas implicancias que vale la pena volvérsela a hacer.

Y Usted, ¿Qué va a hacer?

En mi próximo blog voy a tratar de discutir un poco las escasas opciones que aún nos quedan, sin embargo, no olviden la pregunta que les he repetido ya un par de veces, pero sobre todo pregúntense, ¿Estoy dispuesto a hacerlo? ¿Estoy dispuesto a abandonar la tranquilidad de mi silla y la comodidad de mi rutina para cambiar mi país? Yo sí, y sinceramente espero que usted también, recuerde lo que dijo nuestro General de Hombres Libres: “Si en Nicaragua hubieran cien hombres que la amaran como yo ya sería libre”. Recuerden todo esto, y piensen además si están dispuestos a esperar 45 años para reaccionar y si quieren ver nuestro suelo manchado de sangre por no reaccionar a tiempo.

Buenas tardes.

1 comentario:

PatriaLibre dijo...

Felicidades por al blog estimado compatriota! Espero que puedas aportar con nosotros..
Saludos